Nuestro deber como padres, es querer lo mejor para nuestros pequeños. Que tengan un buen futuro, sean buenas personas y plenamente felices.
Esto es una tarea difícil, pero ningún obstáculo es lo suficientemente fuerte para darles una buena educación a nuestros pequeños.
El crecimiento de la independencia en una persona adulta se moldea desde la infancia. Para que nuestros niños sean independientes en un futuro, debemos educarles en este ámbito desde sus primeros años.
Nuestro instinto como madres, muchas veces influye negativamente en la educación de los pequeños. Hay ciertas actividades que los niños con cierta edad ya pueden hacer solitos.
Pero nosotras como madres, intervenimos en estas actividades porque creemos que los niños no tienen la capacidad de realizar ciertas actividades, para evitar que se hagan daño o simplemente por conseguir resultados más rápidos.
Esto es un error queridas madres, debemos dejar que los niños aprendan a volar solos, ya que con estas acciones estaremos sobreprotegiéndolos y educando niños dependientes.
Nuestro instinto como madres, muchas veces influye negativamente en la educación de los pequeños. Hay ciertas actividades que los niños con cierta edad ya pueden hacer solitos.
Pero nosotras como madres, intervenimos en estas actividades porque creemos que los niños no tienen la capacidad de realizar ciertas actividades, para evitar que se hagan daño o simplemente por conseguir resultados más rápidos.
Esto es un error queridas madres, debemos dejar que los niños aprendan a volar solos, ya que con estas acciones estaremos sobreprotegiéndolos y educando niños dependientes.
Todos los niños deben ser educados para su independencia, pero no todos los niños son iguales. Cada niño desarrolla capacidades de una forma distinta. Se puede pedir todo a todos, pero no se puede esperar que los resultados sean los mismos.
Primero debemos conocer cuáles son las capacidades reales de cada niño, para poder ayudarle en su justa medida, y no solucionarle la tarea cuando él sea capaz de realizarla solo.
Todos los niños deben ser educados para su independencia, pero no todos los niños son iguales. Cada niño desarrolla capacidades de una forma distinta. Se puede pedir todo a todos, pero no se puede esperar que los resultados sean los mismos.
Primero debemos conocer cuáles son las capacidades reales de cada niño, para poder ayudarle en su justa medida, y no solucionarle la tarea cuando él sea capaz de realizarla solo.
Debemos darle la oportunidad de experimentar, de equivocarse y de acertar.
Es más importante cómo actuar en ese proceso, que la disposición que tenga el niño.
No olvidéis que una mayor autonomía favorece una buena autoestima, y que este camino conduce a una evolución sana en cuanto a las decisiones y las vivencias del niño en su día a día.
Una sencilla manera de enseñar a los niños a ser autónomos es a través de las pequeñas actividades diarias que desarrollarán en casa, en la guardería o en el colegio.
Los niños desean demostrar que son mayores en todo momento. Es nuestra misión como madres, incentivar ese deseo ayudándoles a demostrar sus habilidades con tareas y actividades.
Una sencilla manera de enseñar a los niños a ser autónomos es a través de las pequeñas actividades diarias que desarrollarán en casa, en la guardería o en el colegio.
Los niños desean demostrar que son mayores en todo momento. Es nuestra misión como madres, incentivar ese deseo ayudándoles a demostrar sus habilidades con tareas y actividades.